El emplatado de la carta de tu restaurante es un proceso que si bien es sencillo, debe conllevar un análisis de algunas cuestiones. ¿Qué color debe tener la vajilla de tu hotel o restaurante? ¿Cuál es el diseño adecuado de tus platos, bowls y ensaladeras? ¿Existe un tamaño ideal?
A la hora de elegir la vajilla de tu hotel, ¿quieres ser tradicional?
Es una de las cuestiones primordiales. A veces es mejor serlo, cuando no existe una exigencia en lo que concierne a la estética de tu negocio. Para ello, ante la duda, lo mejor es inclinarse por el color blanco. Es un clásico para la vajilla de hostelería. No falla y no defrauda.
Si por el contrario, existe una línea muy marcada del diseño que debe tener tu restaurante, entonces ya tendrás que ir detrás de vajilla que se encuentre en la misma línea. Su disponibilidad siempre será más acotada pero aún así puedes encontrar opciones suficientes como para tomar tu decisión.
¿Qué tipo de vajilla utilizar en tu hotel?
No siempre es obligatorio utilizar platos. Existen opciones modernas como bowls, ensaladeras o incluso ramequines para poder presentar opciones del menú de una forma diferente. Ayuda a la percepción del cliente y finalmente impacta en la experiencia del cliente en tu restaurante o cafetería, tanto de hoteles como de hostales y casas rurales.
¿Cuál es el material ideal para mayor durabilidad de la vajilla?
Desafortunadamente esta pregunta no puede tomarse de forma aislada, ya que al final depende del diseño buscado y del tipo de vajilla que se quiere utilizar.
La melamina es el material más resistente pero a la hora de buscar excelencia, la porcelana es mucho mejor. El cristal es prácticamente obligatorio en algunas cuestiones como todo el mundo ya sabe.
Es por ello que la elección del material de composición de tu vajilla para hostelería es algo que depende de otras cuestiones.
Diseños y costes de las vajillas para hoteles
En la naturaleza del hostelero el asunto de los costes no es menor. Pero cuidado ya que el diseño de la vajilla es fundamental para que tus clientes y huéspedes vuelvan una y otra vez. No ahorres donde no debes. Al final como siempre se dice “lo barato sale caro”.
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